La Red Argentina para la Cooperación Internacional (RACI), publicó una entrevista a Anabel Cruz, directora ICD, sobre el informe recientemente elaborado: “Aporte a la generación de propuestas de mecanismos de financiamiento de las ONG en el Cono Sur y Brasil».
Recientemente se publicó el informe “Aporte a la generación de propuestas de mecanismos de financiamiento de las ONG en el Cono Sur y Brasil”, el cual busca contribuir a la sistematización de información y generación de propuestas que posibiliten ampliar las fuentes de financiamiento de las organizaciones de la sociedad civil (OSC) de la región. El informe es el resultado de la investigación que se desarrolló entre el Instituto de Comunicación y Desarrollo (ICD) y la Asociación Nacional de ONG (ANONG), ambas de Uruguay, en representación de la Mesa de Articulación de Asociaciones Nacionales y Redes de ONG de América Latina y el Caribe.
Anabel Cruz, directora del Instituto de Comunicación y Desarrollo (ICD) de Uruguay, integrante de la Junta Directiva de CIVICUS y co-coordinadora de la Iniciativa Regional Rendir Cuentas, le contó a RACI sobre los resultados del informe y los desafíos actuales de las OSC en el Cono Sur y Brasil.
¿Qué es y qué hace el Instituto de Comunicación y Desarrollo?
El ICD es una Organización de la Sociedad Civil. Este año cumplimos 28 años y mantenemos la misma visión de su creación, en plena recuperación de la democracia en la República Oriental del Uruguay: el fortalecimiento de la sociedad civil y de la participación ciudadana para potenciar su aporte al desarrollo del país y a la democratización. Esto ha tomado, a lo largo de la historia del ICD, distintas formas y líneas de trabajo: investigación, capacitación, formación, difusión de información, promoción de redes, incidencia y promoción de la incidencia. Las tres líneas estratégicas son: Promoción de derechos, Fomento de la responsabilidad de las organizaciones y Apoyo a la incidencia política de la sociedad civil en las políticas públicas.
¿Cuál es el objetivo y cómo surgió el informe “Aporte a la generación de propuestas de mecanismos de financiamiento de las ONG en el Cono Sur y Brasil”?
El informe surgió a partir de un llamado de la Mesa de Articulación de Asociaciones Nacionales y Redes de ONG de América Latina y el Caribe. Presentamos una propuesta técnica y metodológica que fue aceptada para realizar el estudio.
La Mesa reúne a redes de ONG, asociaciones nacionales y redes temáticas de muchos países de América Latina. Éste es un proyecto apoyado por la Unión Europea, e implica varios estudios para el conocimiento del sector en toda la región, el marco normativo y los mecanismos de financiamiento de las organizaciones y, a partir de ahí, hacer propuestas. El estudio fue realizado en cinco países: Uruguay, Argentina, Chile, Paraguay y Brasil.
Considerábamos muy oportuno conocer realmente qué estaba pasando, y proyectar alguna pista de trabajo futuro, ya que la situación de la Cooperación Internacional y de las sustentabilidad de las OSC en todos estos países, especialmente en Uruguay, Chile y Argentina, es crítica: Hay nuevas orientaciones de la Cooperación que hacen que muchas organizaciones estén viviendo momentos difíciles y buscando nuevas alternativas, nuevas formas de trabajo que tendrán que realizarse sin perder la misión y la visión de las organizaciones.
¿Encontraron patrones comunes o diferencias marcadas en las fuentes de financiamiento de las ONG en la región?
Hay muchas similitudes entre Chile y Uruguay, hay una disminución notoria de la Cooperación Internacional, y hay un incremento de los aportes que realiza el Estado a las organizaciones. Los desafíos que se plantean las OSC y los formatos que adquirieron apoyos, convenios y contratos son similares. Hay demandas de muchas OSC en Uruguay de alcanzar una mayor transparencia, una mayor equidad en la distribución, y de promover formatos como fondos concursables, como existen en Chile pero no en Uruguay.
En cuanto a Argentina y Brasil, la situación es diferente. Si bien están aumentando los recursos estatales, la Cooperación Internacional todavía es importante en Brasil, como también la cooperación privada o las ONG de cooperación. En Argentina, hay todavía organizaciones que reciben Cooperación Internacional. Los aportes de otras fuentes en estos países no tienen el peso que pueden tener en Uruguay y en Chile.
Paraguay es, de los cinco países estudiados, el país con mayor caudal de Cooperación Internacional, con importante presencia de la Unión Europea, y fondos de distintas embajadas.
En el Cono Sur y en toda América Latina, hay formas muy incipientes que las organizaciones todavía no han explorado, como el financiamiento por internet (crowfunding) y el financiamiento de individuos.
¿Cuáles son los mecanismos actuales y las formas de financiamiento de las ONG? ¿Hay diferencias entre los países de la región? ¿Hay herramientas que fueron desarrolladas en algunos países y en otros no?
Me parece que el Estado como proveedor de recursos es un gran tema de debate, de discusión y de acción, y requiere avances en algunos países, intercambio de información, un intercambio sur-sur. Éste es un tema de debate en torno a la identidad de las organizaciones, cómo influye en el accionar y en la autonomía de las organizaciones tener fondos del Estado, ya que no hay fondos para el fortalecimiento de las organizaciones, de sus capacidades técnicas, sus recursos humanos y para los costos propios de la organización.
Otro tema importante es el de la Cooperación Internacional y de la participación más activa en el debate internacional, en el que América Latina y el Cono Sur se encuentran muy ausentes.
Un tercer aspecto es la legitimidad de las organizaciones, la transparencia y la rendición de cuentas. Ha habido avances muy importantes y creo que todo lo que ha hecho RACI y HelpArgentina dan cuenta de eso. Pero, todavía, hay un espacio para crecer y mejorar en ese sentido: Avanzando en la legitimidad y en la transparencia de las organizaciones. No está demostrado que directamente aumenten los fondos, pero la imagen y los elementos a comunicar y rendir cuentas a las poblaciones beneficiarias de los logros y del trabajo tendría que ser un elemento que ayude a la captación de recursos.
En el estudio, ¿identificaron diferencias en las políticas de donación de los países de la región?
Hay un estudio específico sobre el marco normativo en el que trabajan las organizaciones de la región y, dentro del marco normativo, se incluye el tema de la política de donaciones. Por eso, nosotros no lo tratamos en profundidad.
Sin embargo encontramos que hay un ambiente no habilitante para que se canalicen fondos a nivel nacional hacia las organizaciones. El marco legal no aparece como algo propicio para, por ejemplo, el desarrollo de emprendimientos, de incorporación en el mercado, para exención de impuestos cuando se dona a las organizaciones. El marco legal y fiscal ha sido una bandera de lucha por muchos años en Argentina y creo que los avances han sido pocos.
¿Cómo pueden los donantes públicos y privados contribuir a mejorar la eficiencia, eficacia y desempeño de las ONG?
Creo que los donantes tendrían que aprovechar las capacidades instaladas de las organizaciones y usarlas en un modelo justo y equitativo de cooperación sur-sur que no sustituya las responsabilidades que tenga la cooperación norte-sur. Los donantes tendrían que tener una política explicita más abierta y agresiva en cuanto a fomentar ese tipo de intercambios, apoyarlos y financiarlos, porque es una forma de aumentar su propia eficacia y de transferir conocimiento de forma democrática en la cooperación sur-sur. También, hay que lograr que cada una de las acciones, proyectos y programas tengan un componente de fortalecimiento institucional y de capacitación.
¿De qué forma pueden las organizaciones de la sociedad civil incidir en la cooperación sur-sur, y participar en otros mecanismos novedosos de Cooperación Internacional?
En cuanto a las organizaciones, no hay -por ejemplo- una sistematización de las prácticas exitosas en los distintos países que puedan significar “capacidades instaladas” para su transferencia en modelos de comunicación sur-sur. Hace falta ese conocimiento para la acción. Entonces, las organizaciones deberíamos luchar también por identificar esas capacidades instaladas, por identificar en dónde pueden ser replicadas e identificar quiénes pueden apoyar, en una cooperación sur-sur o en una cooperación triangular, esas transferencias.
Me parece que las organizaciones debemos avanzar en prácticas de transferencia y de rendición de cuentas, y en estudios de cómo incorporarnos al mercado sin perder la misión ni la visión de las organizaciones, y valorar mecanismos alternativos de financiamiento. Hay mucho para hacer.
Fuente: RACI