En los países en desarrollo, muchos gobiernos han implementado reformas políticas apoyadas fuertemente por donantes internacionales para transferir mayor poder a los niveles subnacionales de gobierno. Los análisis económicos argumentan que estos programas mejoran la eficiencia del gasto público, pero poco se sabe de su impacto político. Se analiza el caso de Bolivia y el rol que las instituciones locales descentralizadas tienen en moldear las actitudes de los ciudadanos hacia el sistema político.
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